Junto con saludarlos, les contamos que estamos dando inicio nuevamente a nuestras publicaciones, esperando brindarles apoyo y sugerencias en torno a los temas que resultan relevantes para una formación íntegra y satisfactoria de jóvenes o adultos con discapacidad intelectual. En esta ocasión, queremos invitarlos a reflexionar sobre la importancia de educar en buenos modales.
La adquisición de hábitos y de normas
sociales de convivencia comporta una temática a la cual se le debe brindar
especial énfasis en la crianza de la persona con discapacidad intelectual, dada
las dificultades que suelen presentar en el desarrollo de habilidades y códigos
sociales. Espacio en el cual el apoyo y el acompañamiento de los padres puede
resultar no sólo beneficioso sino que también recompensante.
Si bien la Real Academia Española
define los modales como “acciones
externas de cada persona con que se hace notar y se singulariza entre las
demás, dando a conocer su buena o mala educación”, es necesario comprender que los “buenos
modales” van más allá de una definición o de las normas de etiqueta y “buenas
costumbres” tan popularizadas en nuestra sociedad por medio del Manual de
Carreño, las cuales pueden ser fácilmente interpretadas por nuestros hijos como
conductas impuestas o conductas que deben ser adquiridas, sin profundizar o
reflexionar en torno al verdadero sentido que éstas acciones guardan y los
beneficios que traen aparejados.
Resulta indispensable explicitar y
hacer entender que estas conductas actúan como una representación de respeto y
cortesía hacia los demás. De esta forma,
el educar en buenos modales no sólo implica comportarse de determinada forma en
una situación particular, sino que también representa una vía de acceso para
lograr integrarse exitosamente en la sociedad, puesto que genera la apreciación
o la valoración positiva por parte de los otros hacia nuestra persona. De esta
forma, se facilita el establecimiento de
relaciones, sea en un contexto interpersonal como en un contexto laboral. Con
respecto a este último, cabe señalar que la permanencia en un puesto de trabajo
puede depender exclusivamente de si el sujeto es capaz de desplegar este
repertorio de acciones con sus superiores y con sus compañeros de trabajo.
A continuación se les brinda algunas
sugerencias con respecto a cómo ustedes pueden fomentar el aprendizaje de modales en sus hijos.
- Enseñarlos directamente, en el mismo momento o en un momento previo en el que es necesario demostrar ciertos modales: “Cuando lleguemos a este lugar, diremos buenos días para saludar a la gente que se encuentra ahí”.
- Dar el ejemplo, entendiendo que nuestro actuar como padres representa una referencia de cómo ellos perciben que deben comportarse en sociedad.
- Corrección posterior: Indicar cómo debería haber actuado en una situación pasada: “Cuando nos fuimos del lugar, te deberías haber despedido diciendo “hasta luego””.
- Elogiar o reconocer cuando el individuo es capaz de poner en práctica los modales enseñados.
La repetición y la constancia son
elementos claves para la adecuada interiorización de modales. Así mismo, puede
resultar provechoso brindar especial énfasis en las siguientes conductas:
- El saludo: Cuando se llega a un lugar o cuando alguien más llega al lugar en que nos encontramos.
- Interrupciones: Esperar turno para hablar, es de suma relevancia explicarle a nuestros hijos que no cualquier momento es idóneo para hablar y que si es imprescindible, deben pedir permiso para hacerlo. En adición, es necesario tocar la puerta antes de ingresar a un espacio ajeno, por ejemplo a una habitación.
- Pedir las cosas “Por favor” ante cualquier petición o demanda que se realiza a otra personas.
- Dar las gracias cuando nos atienden o nos prestan una ayuda.
- Despedirse cada vez que se retiren de un lugar en el que hayan más personas, siempre considerando que hay distintas formas de despedirse dependiendo del contexto. Se dirá “chao” en aquellos momentos en los que nos encontremos con personas con quienes tenemos un mayor nivel de cercanía y confianza, y “hasta luego” o “adiós” en contextos más formales, como en el trabajo.
Finalmente, es necesario recordar
que el hogar no es el único espacio en el cual es posible reforzar la
adquisición de los buenos modales, sino que en cualquier instancia en la que su
hijo se relacione con otros, sea al momento de salir a comer o a comprar, o cuando se encuentren en casa de familiares
o amigos.
Esperando que estos consejos les resulten útiles,
se despide afectuosamente
Equipo Donnebaum
Fuente: Martínez, María del Carmen.
Consejos para enseñar buenos modales, recuperado
el 3 de Noviembre del website:
No hay comentarios:
Publicar un comentario